A por la II Feria del Libro Politico: apología mediante
Si algo nos hizo saber la pasada Feria del Libro Político fue que el antónimo de político es idiota. Idiota: el que no se ocupa de los asuntos de la polis, de lo público, de lo común, de intervenir políticamente en lo social, en lo económico en lo que está inmerso. Idiotiza el libro que no nos permite pensar políticamente. Por eso esta feria.
Para la campaña de cofinanciación de esta edición de la Feria pedimos ferozmente a Txalaparta incluir este libro que en inicio se iba a llamar “Apología: memorias de un editor terrorista”. Aunque José Mari prefirió, puestos a tener que clasificarse, nombrarse rojo y separatista.
Lo cierto es que este libro lo hemos tenido que cerrar muchas veces en plena lectura. Para poderlo procesar. Cuesta leer citas tan conmovedoras como esa que llama a “dar todos un poco para que unos pocos no tengan que darlo todo” de Txabi Etxebarrieta, el primero en matar y morir en ETA. Esparza reta, desafía, enfrenta y se expone, cuanto puede y aún asegura que poco puede exponerse en este momento escaso de libertad de expresión que aún vivimos.
Aún así su posicionamiento desvela a tanta izquierda “española” que miró para otro lado, que no se quiso pringar, ni jugársela. Esa izquierda que aún quiere ganar yendo de guay, y porque yo lo valgo. Izquierda de escritores en nómina de compradores varios, porque Jose Mari hace sumas y como era de esperar de escribir, solamente, no vivirían así, como varios lo hacen.
Conmueve leer cómo Esparza deja la fábrica y deviene editor al hacer hablar y escribir a un pueblo contando el libro “Navarra 1936: de la esperanza al terror”. Un libro para “Contar pueblo a pueblo la situación social previa a la segunda republica, el desarrollo de la misma en cada localidad y el sangriento desenlace posterior. Se acercaba el 50 aniversario de las masacres y la niebla de la Transición cubría las universidades…”. “Solicité una excedencia en la fábrica y, junto con Juan Carlos Berrio, mi compañera Mari José Ruiz y otros amigos nos dedicamos a recorrer todos los pueblos creando una vasta red de colaboradores, convocando asambleas de familiares…”.
Habría que leer tantos capítulos. Y tan despacio. Para comprender qué significa editar políticamente. Jose Mari se despide asegurando que “al final siempre habrá un creador que tenga algo que contar, una propuesta que hacer o un camino que señalar y necesitará un editor que le ayude a divulgarlo. Esperamos estar allí, intentando publicar libros que tengan consecuencias. Un libro ha de ser un hacha para romper el mar helado dentro de nosotros, dijo Kafka. Un hacha, como un brote verde, era la portada del libro que anunciaba el desarme de ETA, sesenta años después de nacimiento. Chatarrería al cabo: las armas más poderosas siguen estando en el corazón de los pueblos, en las cabezas rebeldes y en los libros, a la espera, como decía Etxebarrieta, de los vientos favorables. Merece la pena pensar, leer, escribir y editar. Merece la pena luchar”.
Apología es una de las recompensas de este verkami, aunque no tiene precio. Sí, el libro político entra también en el mercado, pero no por dinero, sino para cambiar el mundo.