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De los usos tallerísticos de la librería Contrabandos de Madrid (II)

Pues desde la última vez, nos han pasado muchas cosas buenas, aunque por la dificultad de deternernos en todas vamos a centrarnos en una. Que es una celebración. No solo hemos celebrado que nos leen sino, y sobretodo, que el hecho de que nuestra bitácora nos una con gentes que comparten camino, con quienes ir haciendo camino al andar…
Así nos hemos felizmente encontrado con alguna de la buenísima gente de Letra Salvaje. A nosotxs, cuyo propósito es cambiar el contrato social de la cultura, una gente que se define como un proyecto para una cultura desafiante, pues nos animan. Porque desde luego que están desafiando. Para empezar en su artículo “Un libro (no) es un libro” concluyen difundiendo “la buena nueva de que un cambio de mirada es posible en el mundo del libro”.  Letra Salvaje practican una bibliodiversidad diríamos encarnada, o lo que es lo mismo no como un palabro bien sonante sino como un hacer. Unas nuevas prácticas culturales que se producen desde un lugar profundamente material. Los compañeros de Letra Salvaje te cuentan bien y pronto un nuevo mapa de haceres alrededor del mundo del libro en la ciudad de Valencia. De este modo aunque celebran que en Valencia esté el nuevo gobierno procurando cambios, no se conforman y en breve se verán con la gente de ODEI… en Italia.

Y también organizan “La fira del llibres” este fin de semana que viene en Godella. Es bonito leer en su página artículos que nos resuenan tan dentro. Ver en esa feria a nuestrxs amigxs de Pol.len Edicions y a la revista Bostezo. Y pensar en Literal e ir notando que vamos siendo oleaje quienes nos preguntamos “¿qué dejamos de ver cuando miramos un libro?”.