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¿Que los ricos vivan mejor?

Todas las reformas que se están haciendo son para que los ricos vivan mejor

(Entrevista de Raquel Quelart  a Daniel Raventós publicada en La Vanguardia)

“De todos los derechos, el primero es el de existir. Por tanto, la primera ley social es aquella que garantiza a todos los miembros de la sociedad los medios para existir”, dijo el político francés Maximilien Robespierre en 1792. De las raíces de este pensamiento nace la propuesta de renta básica que defiende Daniel Raventós, Doctor en Ciencias Económicas y profesor titular en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. La renta básica es un ingreso pagado por el Estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad o residente acreditado, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre. Desde hace años la idea ha empezado a calar en diversos movimientos sociales hasta el punto que se ha convertido en una de las principales reivindicaciones del 15-M. De hecho, esta propuesta u otras similares se ha discutido en diversas ocasiones en el parlamento español y en el catalán. Raventós, que forma parte del Consejo Científico de ATTAC, explica este concepto en ¿Qué es la Renta Básica? y Las condiciones materiales de la Libertad (El Viejo Topo).

 

– ¿Qué necesidades debería cubrir la renta básica?

– El criterio es el umbral de la pobreza, que lo define la Unión Europea. Pobre es aquella persona que recibe entre el 50%  y el 60% de la renta por cápita de la zona. Esto significa que una persona que vive sola y perciba en Catalunya menos de 650 euros al mes es pobre. La renta básica tiene que ser al menos igual al lindar de la pobreza.

 

– En este contexto económico puede parecer un poco utópico defender la renta básica…?

-Cualquier medida que favorezca a la población más débil se considera ir contra corriente, porque parece que se asuma que lo único que tiene sentido económico es quitar derechos de la población más perjudicada, la inmensa mayoría, y que los más ricos se queden igual o, incluso, ganen dinero.

 

-Pero la renta básica sería contraria a la actual política económica…?

– Toda política económica está muy bien descrita por las dos palabras que la conforman – política y económica-. “Política” hace referencia a qué grupos beneficiamos y a cuáles perjudicamos, y en función de esto se hace la economía adecuada a los objetivos que políticamente se han dibujado. No existe ninguna medida de política económica que beneficie o perjudique a toda la población por igual.

 

-¿En qué grado en una situación como la actual sería viable la medida que usted propone?

– En una situación de crisis quien sale perjudicado de manera mayoritaria es la parte más débil de la población, gente a la que ni siquiera hace un año se le había pasado por la cabeza que podría ser pobre. Esta es una de las razones por la cual una parte importante de la población saldría beneficiada con la renta básica. Además, garantizas que haya demanda y, por tanto, habría más actividad económica y se recaudarían más impuestos.

 

– ¿Por qué considera que es importante incluir el concepto de universalidad en la renta básica?

– Todo lo que sea condicional cuesta mucho porque hay que controlarlo. Por ejemplo, la gente que está parada tiene que demostrar que tiene derecho a percibir una prestación por desempleo, por lo que debe haber trabajadores públicos que lo comprueben. Las condicionalidades tienen unos costes de administración; la universalidad, no. Cuando el primer gobierno del PSOE estuvo discutiendo la universalidad de la seguridad social, se planteó la posibilidad de excluir al 15% de la población más rica. Al final, concluyeron que excluir tiene más costes.

 

– ¿Cómo podría costearse esta medida?

– Profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y de la Universidad de Barcelona (UB) elaboramos un estudio entre los años 2003 y 2004 en que se concluía que mediante una reforma del IRPF se podía financiar una renta básica equivalente a 5.400 euros anuales para cada adulto y 2.700 euros para los menores de 18 años. Obviamente, los ciudadanos ganarían o perderían en función del nivel de renta. Los que perderían bastante sería el 2% de la población catalana, aunque continuaría siendo rica. En el estudio nos basamos en los datos oficiales del IRPF, pero no eran reales puesto que los profesores universitarios que hacíamos el estudio aparecíamos como el 10% de la población más rica de Catalunya, lo cual demuestra el terrible fraude fiscal que existe.

 

– ¿Considera que las últimas medidas introducidas por el Gobierno español en este sentido luchan contra el fraude fiscal?

– Ni mucho menos. Todas las reformas que se están haciendo son para que los ricos vivan mejor. Según algunos estudios, con la crisis los únicos que están ganando de manera desproporcionada son los más acaudalados, especialmente, el 0,1% más rico.

 

– Vaya.  

– Que hay crisis es evidente, pero todas las medidas de política económica que se están tomando son para pagar a los bancos franceses y alemanes en detrimento de toda la población. La siguiente decisión será recortar las jubilaciones y que los funcionarios sigan perdiendo poder adquisitivo, pese a que hay trabajadores públicos que cobran solo unos 800 euros al mes.

 

– ¿Por qué la renta básica es diferente de cualquier otra ayuda social?

– La diferencia es que prestaciones como la Renta Mínima de Inserción (RMI) o el seguro por desempleo son condicionadas y la renta básica, no. Solo por vivir en un sitio tú tendrías el derecho de percibirla.

 

– Usted habla de que esto tendría un efecto psicológico positivo para la población pobre. 

– Es lo que muchos trabajadores sociales han puesto en evidencia  y que recibe el nombre de estigma. Cuando el paro es minoritario o la pobreza no está tan extendida como ahora, para muchas personas los subsidios de pobreza son su certificado de fracaso social. Algunos estudios hechos hace años en Estados Unidos demuestran que gente que sabía que tenía derecho a recibir determinados subsidios no los pedía porque hacerlo era reconocer que era una fracasada social.

 

– ¿La introducción de la renta básica significaría la eliminación de otras prestaciones?

– Nuestra propuesta de financiación dice que todos los subsidios monetarios inferiores a la renta básica quedarían suprimidos. Y en el caso de las personas que recibieran prestaciones de cantidad superior, no perderían ni ganarían nada. La renta básica no es acumulativa.

 

– ¿También incluiría la eliminación de las pensiones?

– Una pensión inferior a la renta básica quedaría suprimida y la superior se mantendría. Actualmente ocurre que con una pensión viven tres o cuatro personas de la misma familia. Con una renta básica no solo el pensionista cobraría, sino también su mujer y sus hijos. 

 

– Pero si garantizáramos a todo el mundo un sueldo, quizá mucha gente dejaría de trabajar. 

– Esto es absurdo. La gente sería más libre que ahora para dedicarse a lo que le gustara, mientras que ahora se ve obligada a trabajar en  cualquier cosa al precio que sea. Hay un pequeño estudio que se hizo hace diez años en Bruselas sobre unas setenta personas a las que les había tocado una asignación mensual de 1000 euros hasta la muerte. A los dos años de cobrarla la mayoría no había dejado su empleo y la minoría que había abandonado su trabajo, lo hizo para tener más tiempo y buscar otra cosa más adecuada a su competencia técnica y a sus gustos.

 

– Sorprendente.

– Esto enlaza con una de las propiedades de la renta básica: la medida aumentaría la libertad real de buena parte de la ciudadanía, porque permitiría una existencia material más o menos asegurada. Eso de que la gente se conforme con 500 euros al mes independientemente de su formación y ambición personal es tener una concepción muy pobre de la psicología media de nuestra especie. Ya estoy dispuesto a que una pequeña parte de la gente dejara de trabajar a cambio de que la inmensa mayoría de los ciudadanos pudiera vivir de forma más digna de lo que se vive ahora.

 

– ¿Pero qué ocurriría con los puestos de trabajo mal remunerados?

– Deberían pagar más o bien introducir un incentivo a la invención técnica. Por ejemplo, hay trabajos que cuando era muy joven no pensaba que se podrían mecanizar demasiado y que, luego, ha resultado ser todo lo contrario, como ha ocurrido con la limpieza de las calles. Esto quiere decir que hay muchas labores que se podrían automatizar y estaría muy bien que se hiciera. Una de las cosas interesantes de la productividad es que podemos hacer lo  mismo en menos horas, lo que es malo es que solo beneficie a una pequeña parte de la población. Las horas de trabajo en una situación de crisis como la actual están aumentando, la jubilación se está alargando. Es completamente absurdo.

 

– Por tanto, ¿seríamos igual de productivos con una renta básica?

– O más. Sobre todo si se acepta la idea – que los empresarios acostumbran a no aceptar- de que una persona que trabaja en algo que le gusta es más productiva, y no lo es cuando está descontenta y ve que sus esfuerzos no le sirven de nada, cuando el trabajo es poco estimulante. Son cosas que desde hace muchos años están estudiadas. La renta básica te da la posibilidad de sentirte más realizado.

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